LA BRUJA VERDE
E
n Brujilandia, que es, como todos sabemos, el pueblo de las brujas, había una que se creía muy bella.
Una tarde que paseaba por la orilla del río, se encontró un gnomo que le ijo:
¡Adios, Preciosa!
Para burlarse de ella.
Pero la bruja tomó e serio el piropo y, desde ese día no vivía sino para arreglarse.
Se ponía gasolina e el pelo, creyendo que se le pondría rizado; se untaba onoto en la cara para verse sonrosada; y se compró varios sobreros, pero todos puntiagudos y de tela de saco.
Ya arralada, se fue a la orilla del río y volvió a encortar se con el gnomo, que esta vez no pudo aguantar la risa al verla.
¡Bruja loca! Te pusiste más fea que nunca,
La bruja se ofendió al oír esto y convirtió al gnomo en enano jorobado, pero éste en venganza le puso la la cara verde, el pelo rosado, se le cayeron los dientes la nariz le creció doblada que casi le llegaba a l boca.
Como ningunote los pidió perdón, los dos quedaron así para siempre.
Y fueron infelices y no pudieron ni comer perdices
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