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EL ARBOL MILNARIO
Un nuevo rico paseaba muy contento por el interior del país. Llegó a una exuberante finca donde crecía un inmenso árbol.
Nuestro amigo se enamoró del árbol, quiso conocer al dueño y entabló negociaciones para adquirir la parcela.
Aunque le pidieron una suma millonaria, varias veces superior al precio real, como nuevo rico al fin, “pelo” por l a chequera y compró el terreno.
Pasaba todos los días a admirar su árbol.
Contrató botánicos par cuidarlo y charló con todos los vecinos porque su obsesión era descubrir la edad del majestuoso árbol.
Dijo a todos los trabajadores de la finca que estaba dispuesto a dar una buena recompensa a quien le pudiera proporcionar alguna luz sobre el caso.
Un día, estaba nuestro amigo en s casa almorzando, cuando entró un muchacho, nuevo empleado de la finca y le dijo:
-Señor ya descubrí la edad del árbol. Tiene 2.900 años, ya estaba viejo cando Jesucristo predicaba.
-¡Qué alegría! Te hiciste merecedor de la recompensa. Estimo mucho tu labor ya que compré estos terrenos única y exclusivamente por ese hermosísimo árbol.
-Bueno señor, fue muy fácil, solo tuve que cortar el tronco y contar cada uno de sus anillos.
LOS HELADEROS
En esta época y en este país, hay que hacer de todo para medio sobrevivir.
Un ingeniero, graduado summa cm laudem en una de nuestras mejores universidades, no conseguía trabajo en ninguna parte.
Todos alababan su excelente preparación académica pero aducían su falta de experiencia para efectuar un trabajo en sus compañías.
En fin, nuestro amigo terminó vendiendo helados por las calles.
A pesar de todo, se había casado con una espléndida muchacha y, a su manera, eran felices.
Pero un día, el heladero amaneció con un extraño dolor en todo el cuerpo. La cabeza parecía que iba a estallarle y sentía vértigos y vómitos.
-Mi amor, creo que no podré salir hoy con el carrito. Me siento muy mal. Dijo a su costilla.
-Pero, chico, no tenemos ni medio y hay que pagar la luz ¿Qué vamos a hacer?
-No sé mi negra, pero es imposible que salga a trabajar.
-Tengo una idea, hoy salgo yo a vender los helados.
-Pero, mi amor, eso es hasta peligroso. ¿Cómo vas a ir sola con ese carrito tan pesado y por esos barios tan peligrosos?
-No te preocupes, yo sé cuidarme. Verás como todo va bien.
A pesar de sus temores y en vista del apuro en que estaban, el esposo permitió a su cara mitad que saliera con el carrito.
Pasaron lentamente las horas y el marido
no pedía más con la preocupación, A lo largo del día se había sentido mejor y se arrepentía de haber puesto a su adorada mujercita en ese trabajo.
Ya así entrada la noche llegó la mujer, muy contenta. Guardó el carrito y exclamó, gozosa:
-Mira, mi amor, vendí dos millones completitos.
-¿Cómo, mi amor? ¿Dos millones de bolívares solo de helado?
-Bueno, no solo de lado, también de boca, de espaldas, agachada, parada, como saliera…
CUIDADO LA MATA
La vida moderna nos somete a presiones terribles. Nos tenemos que cuidar de hampones, policías o cualquier individuo de la calle.
La solidaridad es rara y cuando vemos, algo ilegal, no nos atrevemos a ayudar, por miedo a que tenga consecuencias, Sin embargo, aún existen Quijotes que se apresuran a denunciar el mal apenas saben de él.
Francisco era un ciudadano ejemplar: buen padre, esposa e hijo, se preciaba de no tolerar el mal en ningún sitio ni circunstancia
Un día iba nuestro amigo por una calle que bordeaba un gran pared correspondiente a un patio de una residencia privada.
Escuchó gritos detrás de la pared y varios ruidos extraños.
-¡La mata! ¡la mata! Gritaba una voz femenina con desesperación.
Inmediatamente, Francisco corrió a buscar un policía. Corrió varias cuadras hasta que encontró uno. Le explicó la situación, pero el policía no quiso creerle. Rogó y suplicó hasta que el agente cedió a acompañarlo, de mala gana.
-Si esto es una broma, le costará caro, ciudadano. No puede burlarse un agente de orden pública.
Por fin llegaron a la pared detrás de la cual oyó los gritos. Todavía podía oírse el extraño ruido como de rasgar algo que Francisco había escuchado.
Llamaron a la puerta de la casa y salió a abrirle una simpática viejecita.
-Disculpe usted señora. Dijo el policía. Quisiera revisar el patio de su casa.
-Pero, ¿Para qué? Dijo la señora extrañada.
-Se ha recibido una denuncia diciendo que estaba a punto de ocurrir el asesinato de una mujer.
-Pero es una locura. Aquí no estamos más que mis hijos y yo ¿Quién va a querer matar a nadie en mi patio?
En eso volvieron a oírse los gritos desesperados:
-¡La mata, la mata
-Escuché gritos dijo el policía. Tengo que entrar a revidar.
Y el agente del orden entró en la casa, sin que la señora pudiera impedírmelo.
Cuando se acercaba a la puerta del patio, salió a su encuentro un hombre sin camisa, que tenía un gran machete en la mano. Inmediatamente el policía sacó su arma y le apunto al individuo diento:
-Manos arriba, dese preso por asesino.
Dio un empujón al hombre y de un salto entró al patio.
Vio que estaba una muchacha llorando desconsolada y el agente se acercó solícito a ella.
-¿Dónde está la víctima?
-¿Qué victima señor? Preguntó la joven
-A la que quería matar el asesino. Yo mismo oí los gritos de !La mata, la mata,!
-Ah bueno, contestó la mujer. Se cometió una barbaridad, pero no podría llamarle asesinato. Es que este descuidado, mientras quitaba el monte, me destrozó a machetazos mi linda mata de geranios. Por más que yo le debía ¡cuidado con la mata!
Efectivamente, pudieron ver una cantidad de paja cortada y amontonada y una nata de geranios, bellísimo, pero destrozada por un machete.
El agente tenía ganas de arrestar a Francisco por falsa denuncia, pero comprendió que también tendría que ir preso él, por creer todo lo que escuchaba
LA VERDADERA CAIDDA DEL HOMO SAPIEN
Las diferencias entre hombre y mujer son muy notorias, gracias a Dios. !Viva la diferencia! como dicen los franceses.
Pero las diferencias van más allá de las puramente físicas, hay sicológicas, morales y hasta en el modo de ver las cosas y expresarse.
Gregorio y María se acaban de casar, en plena luna de miel todo se ve color de rosa. Sin embargo, desde la noche de bodas suele haber divergencias. Oigamos un diálogo entre Gregorio y José, grandes amigos desde la infancia.
-José, mi pana del alma, estoy completamente feliz de haberme casado, María es maravillosa.
-Bueno ¿y que tal las relaciones íntimas?
-Hasta en eso es excelente. Cada vez que hace el amor, casi se desmaya de éxtasis, la verdad, mi amigo, cásate y conocerás el cielo aquí en la tierra. Pienso someterla a un tratamiento de amor intensivo.
- Bueno, te felicito amigo Gregorio, ojalá seas así de feliz para siempre, desea su amigo.
Ahora oigamos el diálogo de María con Adela.
-Bueno, María ¿Cómo te sientes en tu luna de miel? Pregunta Adela.
-Bueno consí consá, por decirte algo, contesta María.
-Hay mija, Te veo poco entusiasma. ¿Seguro que todo está bien? Pregunta curiosa, Adela.
-Tú eres mi amiga de toda la vida y te lo puedo contar: Gregorio no es tan bueno en la cama como yo creía. Responde María.
-¿Y cómo es eso? Vuelve a preguntar la amiga.
-Hasta ahora no ha habido problemas porque utilizo relaciones públicas.
-¿Cómo dices?
- Cuando hacemos el amor, nos complementamos en el tratamiento.
-¿Qué tratamiento es ese? Vuelve a preguntar Adela.
-Como te dije, nos complementamos, el trata y yo miento.
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