AMOR DE MARIERO
Era un hombre solitario y su vida transcurría entre su casa y esta banca frente al mar.
Una noche, mientras fumaba su acostumbrada pipa antes de acostarse, creyó ver, entre el cabrillear de las estrellas sobre el mar, la imagen algo borrosa de una mujer.
El estaba seguro de que su vista de marino no fallaba, en el mar estaba una mujer. Había visto muy bien su figura etérea destacándose sobre el azul oscuro del mar nocturno.
Todas las noches esperaba el amanecer en su banco frente al mar. Contemplaba los movimientos de la mujer que parecía danzar sobre las olas. Llegó a obsesionarse.
Una noche no logró ver a la mujer amada pues la noche estaba oscura como boca de lobo, lo mismo pasó noche tras noche durante un tiempo. Creyó morir de dolor.
Siguió firme en su banco noche tras noche, lo sostenía la esperanza. Hasta que, por fin, la luna volvió a brillar y ¡Allí estaba por fin! La silueta de la mujer.
Amada, sí, amada, tuvo que reconocerlo. En su vida de aventuras había tenido muchos amoríos, pero ninguno como este, lo reconoció, era el verdadero amor.
La veía danzar sobre las olas con un traje que parecía hecho de jirones de nubes.
¿Sería una sirena?
No, el juraba haber visto sus pies, cuando danzaban sobre la espuma del mar.
Sería una ondina o un hada. No le importaba, estaba seguro de que la amaba.
Una noche especialmente radiante, creyó ver que la mujer tendía sus brazos hacia él y no pudo resistirse. Lentamente caminó hacia el mar, hacia la luz que parecía llamarlo.
Se adentró en el agua hasta que no pudo caminar más. Entonces, comenzó a nadar cada vez más lejos, acercándose a su amor
Pronto el cansancio lo venció y no pudo avanzar más. Mientras se hundía inexorablemente, se dio cuenta de que su amor sólo era un rayo de la luna, que rielaba sobre el mar..
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