A CONTINUACION TE ENVIAMOS UNO QUE ESPERAMOS TE AUSUTE.
CCARLOTA
Carlota no sabía adonde iba ni de quien huía. No sabía si del muerto, de la policía o de si misma.
Siguió corriendo despavorida, tropezó con un bote de basura, se levantó como pudo.
Oyó sirenas de la policía y hasta ladridos de perros ¿ya encontrarían el cuerpo? Imposible, era demasiado pronto, le decía su sentido común.
Vio ojos siniestros que la observaban en todos los portales. Son gatos callejeros, le decía su razón. De pronto, vio policías que, dirigidos por su amante apuñadado le perseguían corriendo. Desesperada penetró por un portón entreabierto. Allí esperó y no oyó nada. Un poco aliviada salió del portal, esperando haber eludido la amenaza. Empezó a caminar más despacio, porque no tenía aliento para correr, jadeaba por el esfuerzo.
Quedó paralizada de horror al ver un gigantesco perro negro que le enseñaba los dientes.
Se quedó muy quieta, pero el perro la atacó, tomándola de la cintura y zarandeándola como una muñeca de trapo. Cerró los ojos, esperando la muerte.
El zarandeó aumentó de intensidad y escuchó:
¡Carlota, Carlota!
Abrió los ojos y se vio en su habitación. A su lado estaba su amante, quien la zarandeaba por un hombro.
Aterrada y bañada en sudor frío, se dio cuenta que todo era una pesadilla.
Allí estaba el hombre que amaba. Todavía temblorosa, le contó su horrible sueño.
-Carlota, dijo el hombre bromeado, los sueños son un reflejo de nuestros deseos interiores. A lo mejor quieres apuñalarme de verdad.
Ella rió de la broma y él salió a buscarle una bebida y un calmante.
Una vez ella hubo tomado la bebida, el le dijo:
-Cuando quieras asesinar a alguien no lo apuñales, es algo sucio y feo. Además es evidente que fue un homicidio, mejor haz como yo, utiliza un veneno, es más limpio.
Sonriendo malignamente, le enseñó el frasco de cianuro que acababa de verter en su bebida.
¿qUIERES MAS, BUSCA Y ENCONTRARAS
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ResponderEliminarLA NIÑA DEL COLEGIO
Clara estaba muy preocupada. La directora del colegio de monjas había llamado a s mamà porque la niña no rindió lo suficiente durante el año escolar. Verdad era que Clara dedicó más tiempo al juego que al estudio y ahora estaba muy arrepentida. Seguramente su madre la obligaría a quedarse en el internado durante las vacaciones par que recuperara el tiempo perdido.
La niña era muy devota y fue a la capilla del colegio a ofrecer a la Madre de Dios la promesa que, si ella hacía el milagro de que aprobara el año, ella prometía portarse my bien y esforzarse el doble en los estudios.
Rezó a la Virgen devotamente y, al salir de la capilla, vio, sentada en el último banco a una niña nueva en el colegio.
La niña tendría su misma edad, era rubia, con hermosas trenzas y los ojos muy azules. y muy amable, se sentó junto a ella y entabló conversación, se enterró que hacia algún tiempo ella había estudiado en ese mismo colegio, tuvo que retirarse por un tiempo y ahora había vuelto.
Por su parte, Clara le contó su preocupación y la niña nueva prometió ayudarla.
Hablaron largo rato y, cuando sonó la campana que anunciaba el regreso a cases, se despidieron, prometiendo encontrarse por la tarde en el jardín.
Clara no había estudiado nada, pero, cuando la monjita le preguntó la lección la supo perfectamente, sin un solo error. Lo mismo sucedió con la tarea escrita, estaba limpia, sin errores ortográficos y con una letra magnifica. La hermana, asombrada la felicitó calurosamente.
Todas las tardes se encontraba en el jardín con la niña rubia y ella le enseñaba muchas cosas. La niña llegó a ser la mejor alumna de su aula y pasó los exámenes en forma sobresaliente. Tanto las monjas como sus padres estaban muy orgullosos de ella.
Llegaron las vacaciones y sus padres le preguntaron que regalo quería por haber aprobado tan brillantemente el año.
La niña contestó que solo quería invitar a la niña rubia a pasar las vacaciones con ella. La madre le preguntó cómo se llamaba su amiga a lo que Clara contestò:
“La verdad, no se más. solo la veo en las tardes en el jardín. Nunca la he visto en clase.
La madre lo comentó con la maestra de su hija y la monja, extrañada le respondió:
“Es extraño, aquí hay muchas niñas rubias pero todas asisten a clase y a todas las actividades del colegio. No hay ninguna que viva aquí y no asista a clases.
Llamaròn a Clara a la oficina de la directora, algo que nunca había hecho en tonos los años que tenía de asistir ala escuela. La cavitación estaba decorada con figuras de la virgen y de Nuestro Señor, pero además tenía colgados muchos retratos de antiguas alumnas.
Comenzó el interrogatorio y Clara explicó como y donde había conocido a su amiga.
De pronto, Clara observó un retrato en la pared e, inmediatamente, dijo muy contenta:
“Esa niña de trenzas rubias es mi amiga.”
La directora se le quedó mirando, luego, pidió a Clara que saliera a jugar mientras ella hablaba con s madre. La niña obedeció y la monja dijo muy seria:
“Esa niña que según dice su hija, la visita, murió aquí hace más de terrina años. Sus ladres. La abandonaron en nuestras manos y, según creen muchos, murió de tristeza. Está enterrada en el Cardin. Quizàs Dios le permitió regresar para ayudar a su hija.”